11 marzo, 2008

La última semana 4ª parte. Comentario TP de Semana Santa

La última cena: El relato que nos da una visión más íntima es el que nos brinda Juanito. En un estilo moderno, realista y en cámara lenta, Juan ofrece largos diálogos que nos muestran la relación emocional entre Jesús y sus discípulos. Los capítulos 13 al 17, nos introducen como mudos testigos a la noche más angustiosa de Jesús en la tierra.

Es una noche llena de sorpresas para los discípulos. Celebraban el rito de Pascua, cargado de simbolismo. Jesús lee en voz alta la historia del Éxodo, quizás las mentes de los doce ponían "Roma" en vez de "Egipto". Qué mejor plan podía tener Dios que repetir este magnánimo ejercicio de fuerza. Era el momento oportuno, Jerusalén estaba llena de peregrinos (por la fiesta de la Pascua, insisto). Más encima, Jesús les da una frase que tiene que haberlos dejado "pegados al techo": "Yo, pues, os asigno un reino" y remata con: "yo he vencido al mundo".

Pero lo que realmente me aturde como un combo en mis fauces es el incidente que interrumpe la comida. Veamos: "Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos..." comienza la frase, pero el giro que da, es espectacularmente dramático, "se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó" Vestido como el más bajo de los esclavos, se pone de rodillas para lavar la suciedad de las calles de Jerusalén de los mugrosillos pies de los discípulos. Como diría mi amigo y pastor Jenaro Bahamondes: ¿Qué me decís, guacho oye?

Es que ni yo lo entiendo. (¿No que éramos cabeza y no cola?)

El invitado de honor a la meza le lava los pies a sus amigos. Una conducta incomprensible de parte de un gobernante que luego diría: "Yo os asigno un reino". En esos días, lavar las patas (sshilenamente hablando), era considerado tan degradante, que un amo no se lo podía exigir a un esclavo judío. A Pedro le dió la "pálida". En serio. Léanlo si no me creen.

Jesús da vuelta todo el orden social establecido. ¿Quién llega hasta la posición más alta, para luego, voluntariamente, descender hasta lo más bajo? En palabras de mi Tata lápiz (mi abuelo, Q.E.P.D): NAIDEN, pos mijo,... NAIDEN. El poder de la toalla, le llaman algunos.

Ahora bien, Jesús nos pidió a sus seguidores, que hiciéramos tres cosas en memoria de él:

1. Nos pidió que bautizáramos a otros, como él había sido bautizado por Juan.

2. Nos pidió que recordáramos la comida que compartió esa noche con sus boys. (La cena del Señor)

3. Nos pidió que nos laváramos los pies unos a otros (?!)

Con los dos primeros mandatos, creo que no hay drama (o sea, tanto como drama, drama, no; pero con sus diferencias entre denominaciones más que mal se cumplen). Pero... ¿Qué pasa con el tercero? ¿No corre?

Solo sé de algunas pequeñísimas denominaciones por ahí que lo hacen. Ah, también los adventistas una vez cada tres meses lo hacen. El resto.... no tengo idea.

Esta idea parece algo rural, y media complicada. Ni siquiera hay indicio que los doce la hayan cumplido... al parecer no entendieron esta parte.

Estoy convencido que no entendieron, al menos en esa noche, la tremenda lección práctica que Jesús les acababa de dar. ¿Por qué? Al rato de este incidente, surge entre los doce una discusión acerca de quién de ellos era el mayor (No cachaban "guan"). Jesús no les impide la "sana competencia" pero se las da vuelta. en 180º: "SEA EL MAYOR ENTRE VOSOTROS COMO EL MÁS JOVEN, Y EL QUE DIRIGE COMO EL QUE SIRVE" Luego de eso les declara: "Yo, pues, os asigno un reino" UN REINO FUNDADO EN EL SERVICIO Y EN LA HUMILDAD. Jesús nos lo demostró de manera práctica... chita que nos ha costado seguir el ejemplo.

Ya, vámonos a almorzar.

Paz.

Gonzalo.