Vamos a los hechos.
La entrada triunfal. Hecho registrado en los cuatro evangelios. Parece que esta fue la única vez que Jesús aceptó las aclamaciones. La gente tomó sus mantos, cortó ramas de árboles y las extendieron en el camino para mostrar su adoración. Es más, se pegaron sus buenos gritos: Bendito el que viene en el nombre del Señor!! Hosanna al Hijo de David!! esa onda.
Estoy seguro, que en otra oportunidad, Jesús los habría hecho callar. Esta vez no. Fue tanto el griterío y alboroto que los fariseos picotas intentaron pararle los carros. Él les responde: "Les digo que si éstos se callan, las piedras clamarían." Chitas que tenía buenas salidas mi Señor!!
¿Tenía sabor a revancha esta entrada en Jerusalén por parte de este profeta de Galilea?
Los fariseos alaramados decían: "Miren, el mundo se va tras él".
En ese momento, y con varios centenares de miles de peregrinos reunidos en la ciudad, a todo el mundo le parecía que el Rey había llegado para reclamar su trono.
Cada año, el Domingo de Ramos, veo pasar a muchos amigos católicos romanos con sus ramitos de olivo o de palmeras que vienen de misa... y siempre me viene la misma pregunta: Si la multitud se le tiraba a los pies una semana. ¿Cómo lo arrestaban y mataban a la semana siguiente?
¿Cómo explicamos lo inexplicable? Propongo un par de ideas.
El Domingo de Ramos acompaña a Jesús un grupo de Betania, aún alborozados por el milagro de Lázaro. También tienen que venir en el grupo muchos peregrinos de Galilea, que lo conocían bien. Mateo también nos relata que lo aclamaban los ciegos, los tullidos y los niños.
Pero aparte de esos grupos, el peligro rondaba muy cerquita.
Las autoridades religiosas se sentían ofendidas por Jesús (era que no) , además, las legiones romanas, que habían sido traídas para controlar a la muchedumbre que celebraba la Pascua, quizás prestarían atención a la opinión del sanedrín, acerca de QUIÉN PODRÍA SIGNIFICAR UNA AMENAZA PARA EL ORDEN PÚBLICO.
Jesús mismo tuvo sentimientos encontrados durante este desfile. Luquitas nos cuenta que al acercarse a la ciudad lloró... sabía cuán fácilmente podía cambiar el humor (por así decirlo) de una multitud. Las voces que gritan Hosanna!! una semana depués pueden rugir: Crucifícale!!
Creo que la entrada triunfal está rodeada de un ambiente un tanto raro. Cuando leo los 4 relatos, veo una situación un tanto desconcertante. Pensemos en un centurión romano que es alertado por los gritos de la procesión. Ah! él si que ha visto procesiones en Roma, ahí las cosas se hacen bien. El general triunfador va en un carruaje dorado, con briosos corceles que tiran de las riendas y los rayos de las ruedas brillan con la luz del sol. ¿Quién viene detrás? soldados con relucientes armaduras que despliegan los estandartes capturados de los ejércitos derrotados. Más atrás sigue una procesión destartalada de esclavos y prisioneros encadenados. Pobrecitos, se habían atrevido a desafiar a Roma.
Veamos el séquito de Jesús es solo una multitud entusiasmada: los ciegos, los tullidos, los niños, los campesinos de Galilea y Betania. Y cuando este centurión romano busca al protagonista de la procesión, ¿Qué es lo que ve? A una figura melancólica que llora, no va a lomo de corcel, o sobre un carruaje. Va sobre un pollino (burro joven), con una manta prestada que hace las veces de silla de montar.
¿Qué clase de rey es este?
los belmon´
Gonzalo