Cuando llega Semana Santa, siempre leo los relatos de los evangelio sobre el tema en cuestión.
No hay vez que no me emocione.
Es un drama de niveles épicos.
Una exposición sencilla, sin muchas flores, tiene un poder tremendo. P. Jancey dice que se puede casi escuchar un repique de tambor que resuena y marca el paso con tristeza.
No hay muchos milagros (salvo Lázaro, que no es menor, y Malco alias "el taza" el que lea entienda), no hay intentos divinos o sobrenaturales de rescate.
No pasa ná.
Es simple tragedia (que Shakespeare, ni García Lorca, ni que 8/4)
Los poderes del mundo, más el sistema religioso más legalista y complicado de la época, aliados con el imperio político más poderoso, se confabulan en contra de un personaje solitario, el único hombre perfecto que jamás haya vivido.
Aunque los poderosos se burlan de él y sus amigos lo abandonan (con esos amigos...), experimento una irónica impresión de que él mismo esta supervisando todo el proceso.
Se ha encaminado definitivamente hacia Jerusalén, plenamente consciente del destino que le espera...
Es que... la cruz ha sido siempre su objetivo.
Esto es recuático; después de venir leyendo el Antiguo Testamento (Enterito. Asi pa pá) Libros históricos, de poesía, profecía, etc. Estamos hablando de Jehová de los ejércitos!! Ubíquense. Caían cabezas, imperios, naciones enteras desaparecían (esa onda). Todos los años los judíos recordaban como Dios los había liberado, toda una hazaña, de Egipto. Milagros iban...milagros venían. Los salmos exaltaban a este poderoso Dios por sus portentos. Esta tribu tenía sus indicios que, el Dios que había respondido sus oraciones, lo podía volver a hacer.
Me pasa que con estas maravillas resonando en mis oídos, llego a Mateo y a su detallado relato de la última semana de Jesús... y...cambia un poco la cosa.
Otra vez y como cada año, los judíos se reunen en Jerusalén para celebrar la Pascua. Un rumor muy fuerte circulaba entre el pueblo: Ha llegado el Mesías!!
Sin embargo, como una bala asesina directa al cucharón de la esperanza... llega la traición, el juicio y la muerte de Jesús.
¿Cómo podemos nosotros, los que vivimos al otro lado de la cruz, y que CONOCEMOS DE ANTEMANO EL FINAL, llegar siquiera a comprender algo, un "cashito", un "shiquitito", de la sensación terrible que se tomó los corazones de los discípulos? Claro, es que con el paso de los siglos, el relato se ha vuelto algo común, y no puedo asimilar y mucho menos recrear (Aunque las películas algo me ayudan) el efecto de esta "semanita" en los que la vivieron.
Seguiremos con una nueva revisión de la pasión al más puro estilo de TF.
Paz.
(Os amo, os quiero, os adoro. Si tengo un hijo, le pondré TF)
Gonzalo "Iglesias"