09 febrero, 2008

Un retrato del Cristo (O, cómo era Jesús??) 7ª parte

Y qué me dicen de las parábolas de Jesús.

Esta forma de enseñar que se convirtió en su sello personal. Los comentaristas de todas las épocas siempre han admirado la capacidad que tenía para comunicar verdades profundas por medio de episodios de la vida diaria: una mujer insistente agota la paciencia de un juez. Un rey se lanza a la guerra sin la debida planificación. Asaltan a un hombre y los ladrones lo dejan por muerto. Una mujer que pierde una moneda actúa como si hubiera perdido todo lo que tenía. En las parábolas de Jesús no hay criaturas raras ni argumentos rebuscados; simplemente describe la vida que lo rodea.

Creo que las parábolas sirvieron a la perfección para los propósitos de Jesús. A todo el mundo le gusta una buena anécdota, y la capacidad de Jesús para contarlas retenía el interés de los más "analfabetos" como campesinos y predicadores. Claro, las anécdotas son más fáciles de recordar que los conceptos o los esquemas. Las parábolas ayudaron a conservar su mensaje. Años después cuando la gente reflexionaba en lo que había enseñado Jesús, les venían a la mente las parábolas con todos sus detalles. Una cosa es hablar del amor en términos abstractos, como el amor infinito e ilimitado de Dios, y otra muy diferente es hablar de un hombre que da la vida por sus amigos o de un padre desconsolado que todos los días mira hacia el horizonte para ver si volvía su hijo descarriado. Esa onda.

Continuará (hoy la hicimos breve, toy con "ene de pega")

Paz