"Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre, no tiene donde recostar su cabeza" dijo Jesús.
Si Jesús hubiese vivido en nuestros tiempos, quizás la policía lo habría hostigado a él y a su grupo. Sin embargo en la época antigua había muchos maestros como Jesús (de hecho había una escuela filosófica llamada los Peripatéticos, que se basaba en este estilo común de repartir sabiduría en forma itinerante)
Lo choro que tenía el grupo que guiaba Jesús era que funcionaba sin sede alguna ni ninguna otra propiedad y al parecer sin dirigentes, excepto un tesorero (Judas). Parece que, desde el punto de vista económico, apenas si se las arreglaban. Para poder pagar el impuesto en una ciudad, Jesús envió a Pedro a pescar. Pidió prestada una moneda para aclarar una idea sobre César, y tuvo que pedir prestado un burro la única vez que decidió no viajar a pie. Cuando recorrían los campos, los discípulos sacaban espigas de trigo para comerse los granos (Aprovechando una de las leyes de Moisés que daba ciertas concesiones a los pobres) Cuando Jesús se reunía con "gente importante" como Nicodemo o el joven rico, parece que nunca se le ocurrió que una persona con influencias y dinero podría serle de utilidad.
Entonces, ¿Cómo se mantuvo Jesús? En el oriente medio de entonces, los maestros vivían de las donaciones de creyentes agradecidos. Lucas nos cuenta que algunas mujeres sanadas por Jesús (incluso la esposa del ministro de hacienda de Herodes) ayudaban a mantenerlo. Encuentro hasta conmovedor que algunas de estas mujeres hicieran el tremendo pique entre Galilea y Jerusalén en la fiesta de la Pascua y que, más aún, se quedaran con Jesús junto a la cruz, después que sus discípulos más cercanos lo habían abandonado. Esa onda.
Pero sin lugar a dudas, Jesús fue un maestro extraordinario. La gente se sentía atraida por el magnético poder de sus palabras "breves, precisas, terribles y refrescantes" (John Berryman). Jesús dió sus lecciones más perdurables en el momento (asi pa pá), en respuesta espontánea a preguntas tales como: ¿De cual sería esposa en la vida venidera una mujer que había tenido varios esposos? ¿Es lícito pagar impuestos a autoridades paganas? ¿Qué debo hacer para ganar la vida eterna? ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? ¿Cómo puede nacer de nuevo siendo ya viejo?
Se cuenta de un anciano rabino a quien sus discípulos le preguntaron: "¿Por qué ustedes los rabinos siempre enseñan con preguntas?" El rabino respondió: "¿Qué tiene de malo preguntar?"
Jesús, con bastante frecuencia, le gustaba de volver las preguntas (estilo "Socrático" le llaman) y llevaba al interlocutor a un punto crítico. Inolvidable es cuando los fariseos le preguntaron: "Dinos, ¿Con qué autoridad haces estas cosas?" Jesús responde: "Yo también les tengo una pregunta: El bautismo de Juan (El bautista) ¿Era del cielo o de los hombres?" Los fariseos cuchichearon: "Si le decimos del cielo, nos dirá: por qué no le obedecieron; y si le decimos que era de los hombres, el pueblo nos va a agarrar a peñascazo limpio, ya que todos consideraban a Juan como profeta. "Pus´, no sabemos", respondieron. "Pus´ yo tampoco les digo con que autoridad hago estas cosas". (Toma. Je, je). Sus respuestas iban "al hueso" de la pregunta y tocaban el corazón de los oyentes. Dudo que yo hubiera podido concluir algún encuentro con Jesús sintiéndome satisfecho de mí mismo. Ups!
Continuará.
Gonzalo.