Si tu experiencia con el Señor no está unida al estudio y meditación de la Palabra escrita o Biblia, puede no ser más que una experiencia emocional, las emociones cambian y varían, pero la Palabra del Señor permanece para siempre. Disciplinarse en conocer la verdad de Dios revelada a los profetas y apóstoles inspirados debería ser nuestra prioridad si realmente deseamos tener una experiencia transformadora con Cristo.