27 mayo, 2020

Deja ir a mi pueblo. Breve respuesta.

Un hermano me hizo llegar un video de la última prédica de Dante Gebel, del domingo recién pasado.

Hablo como ex "Gebel Lover" (todas sus revistas, todos sus libros, sus programas en mp3 los tuve hasta casi el 2005)

Medias verdades, alegorías del AT y arengas apelando a que "no toleraremos... o somos la generación de cambio"
(Dónde he oído eso antes?)

No negaré que de primera me gustó el enfoque, aunque me costó seguirlo. Dante es re larguero. Como siempre, tiene trazas de verdades. Pero no sé si por ignorancia o deliberadamente, desconoce la historia contemporánea. Las crisis económicas y políticas. Donde la iglesia silenciosa marcó y sigue marcando diferencias. Desconoce o se olvida de la realidad latinoamericana. De los adultos mayores. La crisis de la salud. Los hospitales al borde del colapso y sin insumos. Bajos sueldos, por ende pensiones de miseria. ¿Podemos hacernos los locos como iglesia de esta realidad? (Esto nos convierte en comunistas, dirán algunos. Por favor, no seamos necios. El problema del ser humano sigue siendo el pecado. Dios ya nos proveyó a Cristo, y a este crucificado. Pero soy un convencido que el evangelio se escucha mejor con el estómago lleno. ¿No cree usted?)

La iglesia prevalecerá. Y podemos existir donde sea. No dependemos de templos. Miremos a los hermanos de países comunistas o musulmanes. Los hermanos que vivieron detrás de la cortina de hierro. No han dependido de templos!! Y es que nuestra identidad no está ahí, aunque nos duela en nuestro orgullo eclesiástico. Nuestra identidad y dependencia están en Cristo. Es más, esta situación nos ha metido de vuelta en nuestras familias, donde nuestro cristianismo se vive sin caretas, tal como somos, para bien o para mal. No ver eso como una oportunidad del Señor para recomponer nuestra espiritualidad es ser simplemente ciego o muy miope.

Acá nadie nos ha prohibido adorar, como deja entrever Gebel. Solo se nos ha pedido ser cuidadosos. Es una enfermedad peligrosa. Personalmente, tengo amigos y hermanos enfermos. Uno de ellos muerto. Un pastor amigo recuperado milagrosamente, otros pastores han partido.

En fin, Gebel es Gebel. Un comunicador y motivador. Pero el evangelio es más que eso. 

Dios tenga misericordia de nosotros.