Mi querido Carlitos opinando sobre el argumento de SENTIR para ser salvo:
Una vez, una mujer me solicitó que la admitiera a la membresía de la iglesia. Yo entonces le pregunté si había tenido un cambio de corazón. Ella respondió: "Oh, sí señor, ¡qué cambio! Usted sabe," dijo, "lo sentí atravesando mi pecho de una manera tan especial, señor; y cuando estaba orando un día sentí algo que no podía identificar, me sentí tan diferente. Y cuando fui a la capilla, señor, una noche, al salir me sentí tan diferente de lo que había sentido hasta ese momento; tan ligera." "Sí," le respondí, "ligera de cabeza, mi querida alma, así es como se sintió usted, pero nada más, me temo." La buena mujer fue muy sincera; ella pensó que había sido convertida porque algo había afectado sus pulmones, o había sacudido de alguna manera su cuerpo físico.
"No," oigo decir a alguien, "la gente no puede ser tan estúpida como para eso." Les aseguro que si pudieran leer los corazones de la congregación aquí presente, descubrirían que cientos de personas no tienen una mejor esperanza para llegar al cielo que ésa, pues me estoy refiriendo en este momento a una objeción muy popular.
"Yo pensé," me dijo alguien un día, "yo pensé cuando me encontraba en el jardín, que ciertamente Cristo podía quitarme los pecados tan fácilmente como Él podía desplazar las nubes. Sabe, señor, en un instante o dos la nube había desaparecido, y el sol estaba brillando. Pensé: el Señor está borrando mi pecado."Tú dices que un pensamiento tan ridículo como ese no puede ocurrir a menudo. Pues déjame decirte que sí ocurre y muy a menudo por cierto. La gente llega a suponer que lo más absurdo del mundo es una manifestación de la gracia divina en sus corazones. Sin embargo, el único sentimiento que quiero sentir jamás es justamente éste: quiero sentir que soy un pecador y que Cristo es mi Salvador.
Ustedes pueden quedarse con sus visiones, sus éxtasis, sus raptos, y bailes; el único sentimiento que deseo tener es el de un profundo arrepentimiento y una fe humilde; y si tú tienes eso, pobre pecador, eres salvo.
Algunos de ustedes creen que antes que puedan ser salvos debe darse un tipo de choque eléctrico, algo maravilloso que debe traspasarlos desde la coronilla hasta la planta del pie. Ahora escuchen esto: "Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. "Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo." ¿Qué pretendes con toda esta insensatez de sueños y de pensamientos sobrenaturales? Todo lo que se requiere es que como un pecador culpable debes venir y descansar en Cristo. Hecho eso, el alma está segura, y todas las visiones del universo no le podrían dar mayor seguridad.
Weeeena Carlitos, y gracias por tu aporte a este humilde blog.
Tomado de "Un sermón sencillo para almas que buscan"predicado la mañana del 12 de Julio de 1857 en el Music Hall, Royal Surrey Gardens, Londres.